martes, 11 de agosto de 2009

“Prohibido el cante”, merecido tributo a Marcos Peñalosa

Hay un azulejo con un letrero en algunos de esos locales a los que Reincidentes les ha compuesto todo un himno, que están en todas las esquinas cuando menos en mi tierra, en el que reza de tal manera, “prohibido el cante”, en una síntesis de lo que ha hecho el poder y el orden establecido con las señas culturales de nuestro pueblo, aún así, no dejan de ser una anécdota porque los impulsos primarios de una persona y de un pueblo no se pueden controlar con un simple letrero. Existe también ahora mismo en Sevilla una exposición fotográfica con ése título, en manifiesta referencia a lo mudo de las fotografías que, sin embargo transmiten con la misma fuerza ese “origen de lo flamenco”, del que hablaba Blas Infante. Al andaluz, cuando está triste, cuando está alegre, cuando tiene que expresar su rabia… no le da por cantar, le da por el Cante, que es distinto, y para evitar que se exprese, como siempre, se le prohíbe.
Pero no hay mejor forma ni más efectiva, de prohibir el cante haciendo que no haya motivo para cantar, cuando éste es de alegría, o tornarlo en ése grito de rabia, ese jondo ahogado con su puntito de guasa irónica a la andaluza a veces, que, sin ánimo de ofender, parece que no pero ofende, como ofenden siempre las verdades.
Ayer estuvimos en la localidad sevillana de Dos Hermanas, la vieja Orippo tartésica, delante de la estatua de Blas Infante, en un Acto Cultural que pretendía servir a su memoria y como un paso más de unidad. Propagado y programado como un Acto unitario, antes de comenzar se truncó en una manifestación de personalismo diametralmente opuesta al ánimo principal. Tras los esfuerzos a niveles nacionales para que todos los nacionalistas andaluces nos sepamos reunir en unos puntos comunes mínimos, tan mínimos como esos dos que dice Marcos que son los únicos con los que se casa, la Arbonaida y Blas Infante, surgen las piedrecitas a niveles locales que dificultan el entendimiento.
Marcos Peñalosa, el cantautor nacionalista andaluz por excelencia del panorama actual, había ido, como siempre, con el ánimo de que la guitarra fuese el mejor arma y la intención el mejor frente por la unidad y, como dijo: “creía que venía a un acto unitario… por el Andalucismo… por Andalucía… pero visto lo visto… he pensado que mejor no voy a cantar”.
Se desarmó de su guitarra y se envolvió en la Arbonaida, reverenció a la figura del Padre de la Patria y recogió sus bártulos, pero se quedó. La forma de hacer unidad es siempre apartar las piedrecitas en el camino, bordear las rocas y seguir caminando. Sin micros, sin bafles, sin electricidad pero con las mismas ganas, animó a los presentes a que nos quedásemos sentados frente al monumento a Don Blas, él de nuevo armado con su guitarra, los demás con nuestro ánimo de unidad y de seguir en la lucha, y retomamos la batalla, disparando “aunque diga Blas Infante”, “los segaore”, “era un 4 de Diciembre”, “paseando por la mezquita”, “jornaleros andaluces”, “la verdiblanca” y muchos más tiros de gracia contra eso que quiere separar más que unir, contra quienes no tienen claro que lo principal es el andalucismo, y después veremos como nos llevamos los andalucistas.
Allí se quedó Marcos, cantando, sentado en un bordillo y bajo la mirada de Don Blas, a la sombra de las ondas de la arbonaida que reflejaba la luz de su Media Luna, rescatando de los tiempos esa música del felah mengu, ese cante que nadie podrá prohibir, a base de rabia, ilusión y esperanza gritando salud y libertad con cada nota y a cada sorbo, saha horría para acoger al que venga y despedir al que se aparta creyendo que se queda, alzando el puño, la voz y el Himno que Blas Infante nos dio a los andaluces para que nos levantásemos, uno por uno y todos juntos, por Tierra y Libertad.
Tahía Andaluçía Horra!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Marcos eres un figura.
Un Andaluz de verdad, con gente como tu Andalucia sera libre.
In sha ala.
VALS

Anónimo dijo...

Siempre dando la talla el comapñero Marcos.